Cambios. Dolor. Desequilibrio. Rabia. Crecimiento. Esperanza. Delirios. Ambición. Sueños. Deseos. Alucinaciones. Guerra. Mentiras. Nostalgia. Objetivos. Tiempo. Espera. Oscuridad. Amenazas. Victorias. Fracasos. Muerte.

La habitación que uno ocupa de verdad la componen la memoria, las relaciones y los acontecimientos, toda clase de fuerzas invisibles. A veces delirios. A veces alucinaciones. A veces deseos. A veces sueños y esperanzas, o ambición. A veces rabia. Eso es lo importante: reconocer siempre donde están las paredes reales.

Do you feel yourself suffocating?

Did someone break your heart inside?

When it's time to live and let die.

Estoy loca, definitivamente soy una nena loca. No se lo que quiero, ni lo que me hace bien ni lo que me hace mal, no se que necesito ni lo que me hace falta. Soy celosa, dramática, desconfiada, problemática. Soy extremadamente sensible. Y tengo miedo, mucho miedo. Miedo al cambio, miedo a lo que viene, miedo a lo extraño, miedo. Solución? Espero encontrarla pronto, pero antes, cual es el problema? Creo, que yo.

No hay nostalgia peor que añorar lo que nunca jamás sucedió.

Momentos de crecimiento.
Momentos de guerra.
Momentos de muerte.
Momentos de rabia.
Momentos de cambios.

Aquí todos tenemos miedo. Miedo de lo que hay en nuestro interior, miedo de lo que hay en el interior de los demás, miedo de lo que hay afuera. Nos asustan los cambios. Nos asusta quedarnos igual. Nos aterroriza cualquier cosa fuera de lo normal, o un cambio en la rutina. Todo el mundo quiere ser distinto, pero esa es la mayor amenaza.

Así como los hechos reales se olvidan, también algunos que nunca fueron pueden estar en los recuerdos como si hubieran sido.

Mi locura era su estigma.

En mi familia somos peculiares. O excéntricos. O quizás un poco curiosos, o ligeramente despistados, alterados o descentrados.

Herida abierta.

Sabes a donde van las palabras que no se dijeron? A donde va lo que queres hacer y no haces? A donde va lo que queres decir y no decís? A donde va lo que no te permitis sentir? Nos gustaría que lo que no decimos caiga en el olvido, pero lo que no decimos se nos acumula en el cuerpo, nos llena el alma de gritos mudos. Lo que no decimos se transforma en insomnio, en dolor de garganta. Lo que no decimos se transforma en nostalgia, en destiempo. Lo que no decimos se transforma en debe, en deuda, en asignatura pendiente. Las palabras que no decimos se transforman en insatisfacción, en tristeza, en frustración. Lo que no decimos no muere, nos mata. Lo que no decimos, se transforma en trauma, en veneno que mata el alma. Lo que no decís te encierra en el pasado. Lo que no decimos se transforma en herida abierta.

Los tartamudos, tartamudeaban más. Los irascibles estaban sentados en el borde de la silla. Los que solían llorar parecían, más dispuestos a derramar lágrimas. Los que permanecían mudos se habían sumido más en el silencio.

Yo soy la que no buscas.